La calabaza viviente
En la noche de Halloween los niños van de casa en casa pidiendo caramelos y si no les daban caramelos les hacían una jugarreta y... algunos hasta hacen calabazas con una cara sonriente pero maligna, eso me recuerda a una historia, algo que me pasó hace muchos, muchos años. Pero antes me voy a presentar, soy Jesús.
Yo antes era un niño de vuestra edad tenía 10 años e iba a quinto curso, tenía muchos amigos: Isabel, Carlos, Andrea, Silvia, Ángela y Malena.
Yo estaba en casa cuando pasó mi madre y le dije:
-Mañana, en la noche de Halloween, iremos a pedir caramelos y por eso necesito que me hagas una calabaza con la cara más terrorífica del mundo y después le ponemos un asa para llevarla.
-Vale Jesús.- me respondió mi madre
Al día siguiente la calabaza estaba lista, yo la cogí, me puse el disfraz y salí por la puerta, fuera estaban mis amigos.
-Jesús, ¿estas listo?.-me preguntó Andrea
-Sí, Andrea vámonos.
Fuimos de casa en casa, todos nos daban caramelos.
-Mirar cuantos caramelos tengo ¿cuantos caramelos tenéis vosotros?.-dijo Malena
-Muchísimos. Y tu Carlos.-le dice Silvia
-Muchos, pero me gustaría que alguien no nos diera.
-¿Por que?.-pregunta Isabel
Porque quiero hacerle una broma a alguien.
-¿Es solo por eso?.-pregunté
Entonces seguimos pidiendo caramelos por las casas hasta que llegamos a una casa muy misteriosa y terrorífica.
-Que casa tan extraña, no creéis.-dijo Ángela
-Sí, pero ¿quien va a llamar? Yo no.-añadió Silvia.
Todos me estaban mirando y entonces dije:
-Vaaale, yo llamaré.
Subí el escalón y... Din-don din-don, sonaba el timbre.
-¿Quien es?-dijo una anciana desde dentro mientras abría la puerta .
¿Truco o trato?.-le dije mientras extendía la calabaza que me había hecho mamá.
-Vete niño, note voy a dar nada.-dijo la extraña anciana cuando cerró la puerta.
-Bien, a gastarle una broma.-dijo Carlos
-Carlos, no deberíamos gastarle una broma a esta anciana, es muy rara.
-Tú haz lo que quieras yo se la voy a gastar.
Pero hubo algo que no vi, la anciana estaba mirando desde la ventana y vió lo que estábamos haciendo, no lo soportó, dijo unas palabras mágicas y...
¡CATACHOZ!
Mi calabaza empezó a moverse poco a poco hasta que consiguió saltar de mi brazo y fue hacia Isabel. Isabel corriendo desesperada, se tropezó con una piedra y cayó al suelo, la calabaza se aproximó a ella y se la tragó.
Después fue a por Carlos y también se lo tragó hasta que solo quedé yo, la calabaza se había puesto enorme, yo era muy alto, entonces me agarré de su pata y con mucho miedo trepe hacia arriba y me metí por el agujero de la boca allí me encontré a mis amigos.
-¿Estáis bien?-pregunté
-Sí.-respondieron todos.
-Y ahora, ¿como salimos de aquí?.-preguntó Malena
-De la misma forma que entramos, por la boca.-respondí
-Pero, ¿cómo? Está muy alto.-añade Andrea
-Con esta cuerda que he traído.
Así, salimos todos.
-Ahora hay que pararla, pero ¿cómo lo hacemos?.-dijo Isabel pensando.
Estuve pensando un momento y...
-Aja, ya lo tengo. Las frutas o las verduras se estropean se están mucho tiempo al sol, entonces hagamos un fuego para que se ponga mala y se muera y luego lo apagamos.
Y así fue la calabaza se murió y el fuego se apagó.
-Nos has salvado.-exclamaron todos.
Cuando llegamos a nuestras casas no le dijimos a nadie lo que había pasado.
FIN
AUTORA : Malena Ruiz García Casarrubios
5 comentarios
Malena -
jesusangel -
silvia -
isabel -
Un beso guapa.
Jesús Manzanares -