LA CASA DEL HIDALGO
Hoy hemos ido, los alumnos del colegio a visitar la casa del hidalgo en Alcázar de San Juan.
Al empezar la visita fuimos al patio y ahí nos contaron que esa era la zona noble, es decir, ahí se reunían los familiares, invitados, etc.
Más tarde fuimos a la sala en la que vendían la carne de sus animales y sus plantas. Ahí había una balanza llamada balanza romana, también vimos la maqueta de la casa que querían constituir que en total eran 1500 metros cuadrados, pero se fueron perdiendo.
Luego entramos en una sala en la que estaban la armadura y las armas, un hidalgo tenía que tener armadura y un caballo para poder serlo. Algunos tuvieron la suerte de probarse una parte de la armadura y descubrieron que pesaba mucho.
Cuando cambiamos de sala nos explicaron la importancia del escudero. Si se caía el hidalgo del caballo en plena lucha, además de perderla, el escudero lo tenía que levantar, pues él solo no podía por lo que pesaba la armadura que eran entre 40 y 50Kg.
A continuación entramos en una sala en la que tocaban música y danzaban.
Después entramos a la cocina y vimos la representación de lo que hacia una criada, específicamente una cocinera. Mientras ella se vestía y preparaba la comida, un narrador nos decía la receta típica de esa época. Por la tarde, antes de anochecer, limpiaba la cocina y contaba una historia con la que supuestamente iba a soñar esa misma noche.
Después entramos a una sala que estaba a la derecha de la cocina en la que vimos imágenes de los criados haciendo queso, chorizos, vino y pan.
Al bajar unas escaleras llegamos a la bodega, y descubrimos que el lugar en el que se guardaban los barriles se llamaban camas y la guía nos ha contado que las personas que tenían vides bebían 5 o 6 l de vino porque les daba mucha energía.
Después entramos a una habitación en la que vimos unas imágenes en las que nos explicaban lo que hacia cada personaje: el banquero, el hidalgo y el galgo.
Después anduvimos hasta llegar a las habitaciones del hidalgo y de su mujer que estaban separadas pero en el museo las pusieron juntas. La habitación del hidalgo era más sencilla y grande. Debajo de una silla estaba el orinal que para tirarlo lo echaban por la ventana pero antes gritaban ¡¡¡agua va!!!
En cambio, en el cuarto de la mujer había un rincón en el que estaba su encaje de bolillos.
Los trajes de los niños y de las niñas del siglo XVI eran iguales hasta que cumplían los de 6 a 8 años, a la vez que ya eran considerados adultos.
La gente no se lavaba, pero llevaba una especie de cinturón rodeado de amuletos para no coger enfermedades.
Ha sido una excursión en la que hemos aprendido muchas curiosidades de la vida de los hidalgos del siglo XVI.
Ángela Campos
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